viernes, enero 23, 2009

DE LA PARTITOCRACIA A LA DICTADURA

La historia nos ha enseñado que sin unas instituciones fuertes y surgidas del pueblo, es demasiado fácil la degeneración y evolución hacia formas autoritarias o totalitarias. No hay que olvidar que los fascismos europeos por antonomasia, el alemán y el italiano vinieron de regimenes partitocráticos. Tanto la República de Weimar alemana como el Reino italiano, no supieron atajar la quiebra de la libertad de sus pueblos.
En la actualidad, el ejemplo de la Venezuela de Chávez planea su sombrío porvenir sobre los sus sufridos compatriotas. Primero tuvieron que decir no a un referéndum de reforma constitucional la cual le permitiría asumir el poder de manera indefinida. Ahora el infausto personaje contraataca con la propuesta de otro, con el fin de poder ser reelegido sin límite de legislaturas. Está claro que por el proverbio “el que la sigue la consigue”, hay muchas probabilidades de que Venezuela acabe en una dictadura, si no lo es ya, de hecho. En España ya sufrimos la acción de una mayoría absoluta amplia para moldear las instituciones a su gusto o parecer. El caso de la reforma del Consejo General del Poder Judicial por el gobierno socialista de Felipe Gonzalez es un buen ejemplo de ello.
Pero eso no es todo. Según la constitución actual con una mayoría de 3/5 de la cámara se puede hacer reformas profundas en la misma hasta llegar a transformarla. Parece inverosímil que un partido pueda conseguir esa proporción de escaños… pero es algo que pude pasar.
Las instituciones de un régimen de poder no pueden depender de las circunstancias electorales. Más bien debe ser al contrario; los cargos electos deben depender y rendir lealtad a las instituciones del Estado, so pena de ser expulsados de las mismas. Ese es el caso tan admirado de la toma de posesión de los presidentes de EEUU, que tanta envidia nos da a todos los demócratas.
Tenemos que luchar por dotarnos de ese tipo de instituciones que hagan nuestra libertad política en indestructible. Y eso científicamente solo se ha demostrado en los países del mundo que tienen auténtica democracia. En ellos es imposible el fácil camino de la partitocracia al totalitarismo

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