jueves, mayo 29, 2008

LA COCINA DEL ESTADO

La alta de actividad política en la sociedad civil y como consecuencia, su falta de iniciativa, tiene que ser suplida por las luchas intestinas que se producen en los partidos, alimentadas y jadeadas por los medios de comunicación.
Estas luchas tienen otros protagonistas, como los poderes fácticos (empresariales, financieros y religiosos) y los grupos de presión hoy llamados “lobbys” (por ejemplo, homosexual, artístico de izquierdas, etc.) que son los que influyen en las corrientes de dominio político dentro de los partidos.
Sin duda la tan cacareada crisis del Partido Popular esconde algo en su fondo que los ciudadanos desconocemos. Baste unas cuantas reflexiones o preguntas que nadie responde, para darse cuenta de la situación:
1. ¿Porqué, tanto para los barones de su partido, como para el diario el Mundo, Rajoy ha pasado de ser el candidato a la presidenta del Gobierno, a no servir para jefe de la oposición, procediéndose a su acoso y derribo?
2. ¿Por qué razones concretas, abandona San Gil la ponencia política de su partido, diciendo que se han suplantado sus principios?
3. ¿Cuáles son las verdaderas razones, no explicadas, de la salida de Ortega Lara del Partido Popular?
4. ¿Qué quiere decir Rajoy cuando dice que la sociedad cambia, que los tiempos cambian y que el partido se tiene que adaptarse a ellos?
5. ¿Qué quiere decir Aguirre cuando dice que el partido va por el buen camino y no hacen falta cambios radicales?
6. ¿A que cambios se refieren ambos y cuales son los principios en juego?
7. ¿Que quiere decir el Rey cuando dice que Zapatero sabe lo que hace y adonde va?
8. ¿Significa esto que nos debemos resignar pasivamente a que todos los partidos acepten las tesis de los españoles que reniegan de su condición, por razones ideológicas, poniendo en peligro la unidad de nuestra nación?
No es nada alentador que el melón que abrió Zapatero ya vaya por la propuesta de un referéndum sobre lo que eufemísticamente se llama “el derecho a decidir de los vascos”, léase, la independencia del País Vasco.
La falta de libertad política ha acostumbrado al pueblo español a considerar la hermenéutica política como algo esotérico, solo capaz de ser desentrañado por expertos y entendidos. Consustancialmente, los políticos se han adaptado a esta situación mediante el empleo de un lenguaje oscuro, superficial y que no explica de manera diáfana sus verdaderos objetivos y propuestas.
Indudablemente, como en la transición, algo se está cociendo en la cocina de este estado de partidos, con los ciudadanos de convidados de piedra.
Esperemos que el menú resultante no sea lo mismo que entonces: lentejas, o las tomas o las dejas.

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